Lo que nos deja el PARO… o los que NO nos deja.

 

A partir de las 0.00 hs, y luego de no llegar a ningún acuerdo en la última audiencia de conciliación  realizada el día viernes 02 de noviembre, la medida de fuerza se hizo notar en la Estación Fluvial de Tigre.

Turistas e isleños varados.

Las únicas lanchas que se veían por los ríos, eran las de paseos turísticos, quienes semanas atrás acordaron y firmaron cumplir tres de los puntos reclamados en el convenio Colectivo de Trabajo.

La postal del día de hoy, estuvo al borde del absurdo.

El Transporte Fluvial de Pasajeros, que tiene la principal función de trasladar a los isleños y hacer posible la vida en el Delta por que es un SERVICIO PUBLICO; hoy estuvo al servicio solamente del turismo. El mismo, que visita el Delta, porque existimos los isleños quienes mantenemos los parques, quienes tenemos nuestras viviendas y emprendimientos y quienes en definitiva, le DAMOS VIDA al Delta.

Sin embargo, para esos isleños, los derechos parecieran no ser tan válidos como lo son, los derechos de los turistas que vienen a dejar su dinero en el Delta.

La síntesis de hoy fue:

EL TRANSPORTE FLUVIAL ES SOLO PARA LOS TURISTAS.

Sería acorde recordar y considerar, que los isleños dejamos en el Delta mucho más que nuestro dinero: dejamos nuestra vida entera, y hasta más que eso… dejamos nuestra trascendencia. Nuestros hijos viven en el Delta, y muchos de ellos lo seguirán haciendo, si éste esquema de valores logra revertirse.

La posibilidad de que ésto ocurra depende de la acción conjunta de la comunidad isleña, que no logra incorporar aún la pertenencia a sus propios derechos.

En la Estación Fluvial había una convocatoria para la comunidad, para conversar a cerca de la crisis del Transporte Fluvial.

Expusieron de forma excelente, oradores de diferentes organizaciones, las cuales luchan incansablemente por ésta problemática. Una vez más, informaron, invitaron a participar y a brindar soluciones… sin embargo los destinatarios, la comunidad isleña, nuevamente estuvo ausente. 

Que hoy el Transporte Fluvial sea sólo para turistas y no para isleños, es un motivo más que suficiente para despertar.

La problemática representada en el PARO, es compleja, y válida en todos los sentidos.

  • Es razonable y justo que los empleados tengan la retribución a su trabajo dentro de la ley.
  • Es razonable y justo que las Empresas cuenten con el Subsidio al combustible como cuentan las empresas de transporte terrestre.
  • Es razonable y justo que los usuarios, isleños y no isleños, tengamos una tarjeta SUBE que contemple los subsidios al pasajero como en cualquier otro medio de transporte terrestre.

Entonces… Si todo es razonable y justo; si los isleños entendemos los reclamos y los apoyamos, cual es la razón por la que HOY permitimos que el Transporte NO SEA PARA LOS ISLEÑOS?

Quizás, el motivo sea que no estamos convencidos que nuestros DERECHOS son tan válidos como el de los turistas (que no existirían sin nosotros).

Pareciera del destino haber realizado ésa reflexión, ya que ahora, en la mitad de la construcción de ésta nota, ya existen trascendidos de que el Paro se ha levantado.

Aun no sabemos: cómo, porqué, qué se logro y qué no se logró.

Que sucederá con el resto de los reclamos?. El de los Usuarios por ejemplo (tarjeta SUBE, Subsidio al pasajero, etc) ya que si las Empresas han cedido a lo que se solicitaba, no están en tan grave estado.

Aquí es donde nos volvemos a quedar SOLOS. Donde los isleños con nuestros reclamos, volvemos a quedar desamparados, y dónde cobra importancia haber participado e incorporado ésta lucha.

El paro, era una manifestación de uno de los sectores, pero la comunidad acompañaba, exponiendo su propio reclamo… Lo cierto, es que la comunidad no acompañó. No incorporó el reclamo como propio, y no construyó a través de él la fuerza necesaria, para que al momento de solucionarse el reclamo sindical, la comunidad siga con la misma fuerza reclamado la parte que falta.

Nosotros, no podemos hacer un PARO. Hemos cortado el río, y con gran esfuerzo, sólo por unas horas… Allí estábamos, solos con nuestros botes, resistiendo… No había sindicatos, ni empresas apoyándonos.

El Transporte Fluvial, es NUESTRO Transporte. Es nuestro vínculo con la educación, el trabajo, la salud, la sociabilización…

Es NUESTRO DERECHO y hasta que no incorporemos que nosotros somos los únicos que podemos luchar por nuestros derechos, no podremos avanzar, y nos «creeremos» una vez más, víctimas de las decisiones ajenas.