El Presidente participó de la 77° Asamblea General de la ONU en la que se sumó a la gestación de una iniciativa internacional para alcanzar la paz en Ucrania. El lunes se reunió con la titular del FMI, Kristalina Georgieva.
El diálgo con el FMI
La posibilidad de que el organismo acepte modificar el programa está supeditada a que las nuevas condiciones sean favorables a los intereses del país, subrayó la delegación, al tiempo que el debate sobre cómo coordinar una acción multilateral para poner fin a la guerra fue otra de las prioridades de una visita en la que Argentina fue escuchada como representante de un bloque regional.
La chance de una flexibilización del acuerdo con el FMI se desprendió de la reunión que Fernández mantuvo el lunes por la mañana en el Consulado argentino en Nueva York con la directora del organismo, Kristalina Georgieva, apenas un rato después de que se anunciara la aprobación de la segunda revisión técnica.
De todos modos, la delegación argentina aclaró que en la reunión en el Consulado «no se habló» con Georgieva de ese tema, aunque la propia directora del Fondo «dice que, a raíz de la guerra, hay que revisar las metas, y eso nos incluye».
Teniendo en cuenta que el año próximo es electoral, al gobierno argentino le resultaría favorable quedar eximido de algunas medidas de control del gasto público para reducir el déficit fiscal.
Ante la ONU
En cuanto a la búsqueda por contribuir al llamado a la paz, en el viaje presidencial a EEUU con motivo de la 77° Asamblea General de la ONU comenzó a evaluarse la alternativa de una intervención conjunta de mandatarios de varias regiones del mundo que ejerza presión por una apertura del diálogo.
De ese encuentro exclusivo, al que el presidente argentino asistió apenas con personal de seguridad, participaron cinco presidentes de distintos bloques regionales, a partir de una convocatoria motorizada por Macron con la idea de definir un plan de acción multilateral ante la prolongación de la guerra en Europa.
De hecho, y según pudo saber Télam de altas fuentes gubernamentales, de esa charla salió una propuesta concreta para intervenir en la crisis, aunque por ahora se encuentra en estado embrionario.
«Estamos tratando de abrir una instancia de diálogo que hoy no existe», indicaron las fuentes, y advirtieron que, a siete meses del inicio de los combates entre Kiev y Moscú, «lo único que queda claro es que lo que se está haciendo no alcanzó».
A eso responde la obsesión de Macron por sumar a mandatarios que procedan de diversos continentes y representen a bloques de países, como un modo de cimentar una postura extendida que pueda ser garante de alguna instancia de negociación, aunque por ahora sólo es una hipótesis de trabajo.
Siguiendo esa premisa, el presidente Fernández apuesta porque la voz del hemisferio sur sea tenida en cuenta en el conflicto, no solo por ser representativa de un espacio que no es escuchado habitualmente sino también por resultar afectada por las restricciones derivadas del conflicto.
Macron invitó a la cena a mandatarios de distintos bloques regionales como el G20, la Unión Africana y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), de la que Alberto Fernández es presidente pro témpore.
En la cena en el Consulado francés participaron los presidentes de Costa de Marfil, Alassane Ouatarra, y de Senegal, Macky Sall, junto al titular del Consejo Europeo, Charles Michel, además de los cancilleres de Egipto, Sameh Shoukry; de Francia, Catherine Colonna; y de India, Subrahmanyam Jaishankar.
Como último punto de la agenda internacional, el presidente argentino pudo llevar también sus planteos sobre el hambre a un encuentro organizado por su par español, Pedro Sánchez, en el marco de la Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria que se hizo también en Nueva York.
«El hambre no empezó con la guerra en Ucrania, sino que tiene que ver con un sistema capitalista que expulsa y margina», exclamó Fernández durante el almuerzo convocado por Sánchez que se hizo en el Hotel Intercontinental.
Lo escuchaban atentamente el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; el canciller de Alemania, Olaf Scholz; la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, y los presidentes Guillermo Lasso, de Ecuador, y Gustavo Petro, de Colombia, entre otros.
Incluso antes de brindar su discurso, Fernández compartió un momento de saludo e intercambio de comentarios con Trudeau. Apenas una muestra de la buena salud de las relaciones internacionales.