La carrera de Medicina en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), planteada desde sus inicios con una currícula innovadora, está siendo desmantelada y ya perdió más de 50 docentes.

 

Despidos y persecución sindical

Daniel Martínez, rector de la UNLaM, ocupa el puesto desde 1999 y fue reelecto este año hasta 2023. En ese contexto la pluralidad de voces y la democratización de los espacios de discusión parecen lejanos. Martínez manifestó ante su triunfo que “los docentes son los actores principales del crecimiento de la sociedad y factor de cambio para tener un futuro y una educación mejor”, sin embargo, negó el diálogo a toda instancia propuesta por los docentes despedidos en la carrera de Medicina, pertenecientes al Sindicato de Docentes e Investigadores de la UNLaM (SIDUNLaM).

En abril de este año, el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 1 de San Martín emitió dos resoluciones que respaldan la reincorporación de cinco docentes despedidos sin justa causa. Pero las autoridades de la Universidad se negaron a acatar el fallo judicial impidiendo el ingreso de los docentes en las aulas en las cuales dictaban sus clases

Ninguno de los 50 despidos en la carrera fueron notificados correctamente, los docentes recibieron un correo electrónico un 30 de diciembre del año 2016 donde se les informaba que “dentro del marco de la planificación de la oferta académica” no esta considerada su participación.

Los docentes de la UNLaM tienen contratos laborales que duran cuatro meses y sólo unos pocos son docentes concursados.

Esa ola de despidos del 30 de diciembre del 2016, había sido precedida por otros, además de jubilaciones forzadas y persecución sindical, incluyendo la desvinculación de integrantes de la Comisión Directiva de SIDUNLaM.

En 2017 el panorama fue similar: todos los docentes que ejercieron su derecho a paro en solidaridad con los despedidos, recibieron el famoso correo electrónico. Además, fueron reemplazos por un “equipo de contingencia” formado por docentes reclutados por el Departamento, que se iba a encargar de mantener en pie las clases, porque “en esta Universidad no se hace paro”, según decían las autoridades hacia los estudiantes de Medicina.

Sin embargo, la persecución no sólo fue sindical; el mismo Departamento se encargo de difundir anuncios previendo que “las clases se dictan en el aula” respondiendo de esa manera a las Clases Públicas organizadas por una Asamblea de Docentes y Estudiantes en contra de los Despidos.

Los estudiantes de Medicina, o “tribuna de manifestación” según el Departamento de Ciencias de Salud de la UNLaM, también fueron perseguidos y fotografiados en diferentes actividades por la Liga Federal Universitaria (conducción del Centro de Estudiantes de la UNLaM). Esta agrupación se encargó de llevar a cabo una campaña en contra de los docentes pertenecientes a SIDUNLaM pegando carteles y pasacalles.

También cumple su papel el personal de la seguridad de la Universidad: desde el comienzo del conflicto fue el encargado de escoltar a los estudiantes hasta las aulas, evitando algún cruce con los docentes despedidos que trataban de difundir el conflicto en los pasillos de la Universidad.

Medicina con enfoque comunitario vs el negocio de la salud

La primera camada de estudiantes de Medicina en la UNLaM comenzó sus clases en el año 2012 y a fines de este año van a ser los primeros egresados. Con una inserción temprana en Centros de Salud, Hospitales y con experiencias pre-profesionales precoces, buscaba desde su creación que los estudiantes conozcan los escenarios reales en donde el proceso de salud-enfermedad ocurre.

La carrera plantea la formación de médicos capaces de resolver las problemáticas reales de la comunidad en la que se encuentran insertos. Se propone una fuerte orientación comunitaria, basada en que la enfermedad no puede ser comprendida como una entidad abstracta y descontextualizada de su entorno. Desde su creación, intenta formar a profesionales con una sólida convicción en el derecho a la salud y con un enfoque integral de Atención Primaria como eje curricular.

Esto es lo que está en riesgo.

La creciente privatización del sector salud, el desmantelamiento de salud pública y programas nacionales como REMEDIAR, la vulneración de los derechos de los trabajadores de la salud, el avance de la industria farmacéutica sobre la mirada crítica médica, se contraponen con una política de salud basada en el derecho a la atención.

La formación de los futuros médicos no puede ser ajena al contexto. Las barreras impuestas a un proyecto que pone en puja los intereses de diferentes sectores de poder, responde a un modelo educativo que solo pretende egresar médicos que no logren discernir entre un negocio y un derecho.