El gobierno y los medios subestimaron la capacidad de movilización de las organizaciones gremiales y sociales. Más de 400.000 personas se movilizaron en la Avenida 9 de Julio, y también lo hicieron en el interior del país.

 

Marcha 21F

El gobierno neoliberal está en serios problemas:

a) No puede dejar de ajustar (según su concepción) y b) Ya las políticas económicas impactan de lleno en casi todas las capas sociales.

Cientos de miles de personas rechazaron la política económica de Mauricio Macri. Los dirigentes sindicales y sociales reclamaron el fin de las medidas que “hambrean a la parte más sensible de nuestra sociedad” y denunciaron la persecución a quienes se oponen al Gobierno.

Los trabajadores de los gremios enrolados en la CGT, las dos CTA y la Corriente Federal, los de la economía popular enrolados en la CTEP y Barrios de Pie, los militantes de partidos políticos desde del PJ, el kirchnerismo y la izquierda se ubicaron entre el palco de la avenida Belgrano a lo largo de la 9 de Julio hasta más allá de Independencia.

El acto comenzó pasadas a las 14.45 con las palabras del único triunvirato presente Juan Carlos Schmid, quien aseguró que «el Gobierno logró endeudar al país de manera infinita y que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres”. Lo siguieron en el uso de la palabra, el referente de la Corriente Federal, Sergio Palazzo; el titular de la CTA Autónoma, Pablo Michelli; el secretario general de la CTEP, Esteban Castro, y el líder de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky.

Durante el entrecortado discurso de Moyano, quien reconoció que estaba emocionado por volver a participar de una movilización tras los primeros dos años de Cambiemos, desde el sector pintado de verde camionero surgió durante el cantito popular que se escuchó en las canchas de San Lorenzo y River en las últimas semanas, pero el jefe de los Camioneros pidió bajar el tono: «déjenlo, no hace falta», solicitó.

Al igual que quienes lo precedieron, el camionero se encargó de destacar la condición pacífica de la marcha de los miles y miles que colmaron la 9 de Julio como contracara de la represión estatal durante las movilizaciones contra la reforma previsional y de las crónicas de los medios masivos, en los que «parecía que veníamos a una guerra civil». «Los que más queremos la pacificación del país somos los trabajadores, pero se hace con salarios dignos, se hace con un país donde los chicos coman dignamente», insistió en la crítica a las políticas de Cambiemos.

En el cierre de su discurso, Moyano volvió a rechazar que la marcha solo se tratará de una movilización en su defensa al sostener que no teme ir preso «si la Justicia lo cree así» y desafío «a los CEO» de la Casa Rosada: «No me voy a ir del país, no tengo plata afuera. Estos señores son los que no tienen confianza a los modelos económicos que aplican, porque sino traerían toda la guita que tienen afuera».

Si el resto de los dirigentes que se pararon frente a la multitud convocada en 9 de Julio se encargó de resaltar que la transversalidad de la movilización marcaba el inicio de «una nueva resistencia a las políticas de Gobierno», Moyano terminó de cerrar la idea de unidad de cara a las elecciones de 2019: «Compañeros, preparémonos los trabajadores para cuando llegué el momento de expresar la voluntad democrática, que siempre hemos tenidos. Sepamos elegir y aquellos que se puedan haber equivocado reflexionen. Los gorilas no pueden estar más en la conducción del país porque nos quieren quitar la dignidad a los hombres de trabajo y no lo podemos permitir».

Tras las palabras de Moyano, la desconcentración se realizó de manera ágil y sin que se registraran inconvenientes a pesar de la insistente cobertura de los medios televisivos y algunos gráficos que pronosticaban actos violentos.