En el Día Internacional del Orgullo, el Tribunal Oral en lo Criminal N°26 de la Ciudad de Buenos Aires sentenció a Marian Gómez a un año de prisión en suspenso y al pago de las costas del juicio que la condenó por besar a su compañera en la estación de Constitución en 2017.

por: La vaca

 

Marian Gómez

El fallo se iba a conocer el miércoles pero la jueza Marta Yungano lo postergó por los «ruidos» de la manifestación que se había convocado. La fiscal había pedido dos años por «resistencia a la autoridad y lesiones leves». Los fundamentos del veredicto se conocerán el 5 de julio. El abogado anunció que apelarán. Marian se desmayó después del fallo, pero en brazos de su compañera Rocío, dijeron a una calle que las abrazó: «Vamos a seguir resistiendo». 

Silencio.

La vereda y calle de Paraguay al 1536 está expectante. Marian Gómez salió junto a Rocío hace minutos y se desmayó. Las piernas le temblaban. Cuando vuelve a entrar ayudaba por su abogado, Rocío, familiares y amigxs, la calle queda en silencio.

Es un silencio respetuoso, quieren saber cómo está. Es un silencio atragantado, ya se conoció la sentencia: un año de prisión en suspenso y el pago de las costas del juicio por besar a su compañera. Es un silencio potente. Es un silencio conmovedor.

Minutos después volverán a salir y frente a la multitud que las abraza con la escucha Rocío dirá: “Vamos a seguir resistiendo”.

Marian Gómez

La justicia que no es justicia

El 2 de octubre de 2017 Mariana Gómez y Rocio Girat hablan, se besan y fuman un cirgarrillo en la estación de trenes de Constitución. Un empleado de Metrovias se acerca y le dice que lo apague. Mariana le contesta que no hay ningún cartel que lo prohíba. El empleado entonces llama al policía Jonatan Rojo, que la trata de “pibe” y la anota como “soltera”, a pesar de que Rocio le dice que es su mujer. Luego llega la oficial Karen Villareal. Con forcejeos la arrestan y llevan hasta la oficina de la Policía de la Ciudad de la estación Boedo de la línea E. Estuvo detenida siete horas. La acusaron de resistencia a la autoridad y lesiones graves. María Fontbona de Pombo, jueza de instrucción, la envió a juicio.

Ahora Mariana está sentada con su abogado a la derecha y su mujer, Rocio, a la izquierda en una de las salas de audiencias en planta baja del edificio de la calle Paraguay. Pasaron dos años desde la detención y tres audiencias anteriores en el juicio. En la última, tres días atrás, se leyeron los alegatos. Fue ahí cuando la fiscal Diana Goral pidió dos años por “resistencia a la autoridad y lesiones leves”. Las lesiones graves ya habían sido descartadas. Goral está ahora sentada de frente a Mariana en la sala. Viste completamente de negro: botas, pantalón, pullover, saco y tapado. También es negra la vincha con la que se tira para atrás el pelo rubio. Los dedos de sus manos están llenos de anillos.

Marian Gómez

En la sala hay unas treinta personas, la capacidad máxima. Las audiencias anteriores se hicieron en un espacio más pequeño del cuarto piso. Allí, luego de los alegatos, la jueza Marta Yungano pidió cuarto intermedio hasta hoy, ese día expresó que no podía resolver claramente con el ruido de los bombos. Ahora los bombos suenan más fuertes que en el cuarto piso, estamos a metros de la calle, y la movilización que acompaña a Marian y Rocio es más grande, no alcanzó con la vereda, está interrumpido el tránsito.

Son casi las 10.30 de la mañana cuando ingresa la jueza a la sala. Se sienta frente al estrado de madera que dice Poder Judicial de la Nación. Atrás de ella, en el centro de la pared, una cruz, a un costado la bandera argentina. Le da la palabra a Mariana, que dice: “Ese día me defendí de un acto violento y discriminatorio. Gracias”. Mariana está nerviosa, lo dice también. La jueza entonces avisa que la sentencia la leerá a las 11.30 horas. Se levanta y se va.

Falta una hora. Mariana y Rocío agradecen el acompañamiento a quienes están dentro de la sala. Luego salen y agradecen también en la calle que le devuelve canciones y aplausos. Antes de volver a entrar a la sala de audiencias se besan, y lo hace también gran parte de quienes las rodean. Los carteles lo dicen claro: besarse no es delito.

A las 11.18 horas vuelve a entrar la fiscal. Mariana, Rocío y su abogado lo hacen dos minutos después. Llegan a la sala jóvenes del juzgado. Se quedan a escuchar. La jueza del Tribunal Oral en lo Criminal N°26 de la Ciudad  llega después y anuncia con voz titubeante la justicia injusta: condena a un año de prisión en suspenso y a pagar los costes del juicio a Mariana Gómez. Los fundamentos se leerán el 5 de julio. La jueza después se va. También lo hace la fiscal.

Hay abrazos, llanto y gritos adentro y afuera de la sala.

El abogado Lisandro Teszkiewicz anuncia que apelarán.

Hoy, Día Internacional del Orgullo, la calle anuncia: seguiremos resistiendo.

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