Durante su gestión, la línea de ferrocarril a San Fernando se extendió a Tigre, lo que facilitó el comercio de productos del Delta, básicamente frutas frescas y sus derivados, y favoreció el establecimiento de lugares para pasar el día.

 

La actividad turística es hoy un pilar del desarrollo económico del Delta, desplazando a otras actividades extractivas e industriales.

A partir de la crisis de 2002, se produjo un boom de desarrollos inmobiliarios con barrios cerrados y countries náuticos. Pero no se trata de un fenómeno nuevo. Durante la segunda mitad del siglo XIX la zona del Delta ya era un centro de recreación turística importante gracias a la visión de Domingo Sarmiento, quien instaló en una de las islas su casa de fin de semana, que se puede visitar como museo. Sarmiento insistió en las favorables posibilidades de desarrollo de las islas y luchó por los derechos de los colonos a poseer las tierras que trabajaban. Durante su gestión, la línea de ferrocarril a San Fernando se extendió a Tigre, lo que facilitó el comercio de productos del Delta, básicamente frutas frescas y sus derivados, y favoreció el establecimiento de lugares para pasar el día.

Desde la Agencia de Desarrollo Turístico del Tigre se promueven circuitos por las islas, como el de Tres Bocas, al que se llega tras 20 minutos de navegación en lancha colectiva, y se puede recorrer a pie, visitando distintos establecimientos productivos, restaurantes y casas de té. Uno de los más antiguos es el de La Riviera, que conserva el estilo original del “Recreo” construido hace 60 años.

Los emprendedores se agruparon en la Asociación Delta Natural para resolver problemas de infraestructura, como la recolección de basura. También participan de programas de capacitación, como el que llevan a cabo junto al INTA sobre “turismo rural y establecimientos agrícolas sustentables”, y arman promociones conjuntas para los turistas. Los nuevos isleros demuestran que es posible combinar producción, turismo y naturaleza para crecer en forma sustentable.