Con un discurso crítico en torno a la compleja situación editorial del país y ante un auditorio que lo seguía atento en el Salón central de La Rural, el escritor abrió una nueva edición tras dos años de ausencia por la pandemia.
«Decir Feria implica decir comercio. Esta es una Feria de la industria y no de la cultura aunque la misma se adjudique este rol. En todo caso, es representativa de una manera de entender la cultura como comercio en la que el autor, que es el actor principal del libro, como creador, cobra apenas el 10% del precio de tapa de un ejemplar«, dijo el escritor Guillermo Saccomano al abrir la 46 Feria Internacional del Libro.
Con un discurso crítico en torno a la compleja situación editorial del país y ante un auditorio que lo seguía atento en el Salón Central de La Rural donde se celebraba el regreso de la Feria tras dos años de ausencia, producto de la pandemia, Saccomanno señaló que «a la escasez de papel, producto de la pandemia y el aumento en los costos de energía en el mundo, se le suman en nuestro país los problemas habituales: la industria del papel es oligopólica, el papel se cotiza en dólares, y aun cotizando en dólares, tiene inflación y ningún tipo de regulación desde el Estado».
“Quiero destacar el rol que ocupa la Feria en el sistema de libro y la cultura, central en términos culturales pero también económicos», dijo el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, marcando un contrapunto futurista con el fuerte discurso discordante que daría Saccomanno minutos después.
Por su parte Ariel Granica, presidente de la Fundación El Libro, se refirió a las cruentas consecuencias que la pandemia tuvo en el mercado editorial local, abogó por “la libre circulación de libros en el Mercosur” y pidió implementar “medidas de alcance estratégico” para mejorar las condiciones para exportar, esto es: ”internacionalizar a nuestros autores” y “dar apoyos a las traducciones locales” de autores extranjeros”.
«En la Fundación El Libro defendemos que se valore y remunere el trabajo de autores y autoras como corresponde», aseveró Granica, en tanto advirtió, en lo que sonó más a exhortación, que «no solo hay que incentivar la producción, sino el consumo cultural».