Distintas organizaciones y colectivos travesti trans acompañaron el debate de la ley con un pañuelazo en la Plaza de los Dos Congresos y luego festejaron la sanción y destacaron el valor político y personal de la nueva norma.

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Organizaciones travestis trans realizaron un pañuelazo desde el mediodía y festejaron pasada la tarde en la plaza del Congreso la sanción de la ley de cupo laboral para travestis-trans denominada «Diana Sacayán – Lohana Berkins», que aprobó el Senado por 55 votos a favor, 1 en contra y seis abstenciones.

El pañuelazo por el cupo y la inclusión laboral travesti-trans que comenzó a las 13 fue convocado por el Frente Orgullo y Lucha, la Liga LGBTIQ+ de las Provincias y la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina.

«Como no podemos acompañar a nuestros legisladores adentro del Congreso por la pandemia y no tenemos representación directa en las Cámaras porque todavía no hay travestis sentadas en esas bancas, hacemos el pañuelazo para decir ‘aquí estamos'», expresó a Télam Julieta Antunez Ríos, representante travesti de la Liga LGBTIQ+ de las Provincias.

También estuvo al frente del pañuelazo Say Sacayán (40), el hermano de Diana Sacayán, autopercibido varón trans no binarie, que dijo a Télam: «Esto es algo que fuimos laburando las organizaciones travestis trans y está sumamente ligado al travesticidio de Diana porque hubo un antes y un después de eso».

Y agregó: «Esta ley lleva su nombre porque se logró presentar el proyecto por su militancia en el territorio que le permitió ver cuál era la política concreta para cambiarle la vida a las personas travestis trans».

«Cualquier institución del Estado donde haya una persona travesti va a tener una perspectiva travesti, y eso significa ampliación de derechos», concluyó Say.

Por su parte, Julieta Antunez Ríos (40), que además es la primera enfermera travesti en la Provincia de Mendoza, agregó: «Hoy es un día histórico, por primera vez la Argentina nos reconoce un derecho constitucional como es la igualdad en el acceso al trabajo formal que hasta el día de hoy lo teníamos vedado».

Decenas de militantes de la causa levantaron sus pañuelos rojos con el Congreso de fondo y cantaron «Ole olé, olé olá, lo dijo Lohana y Sacayán, al calabozo no volvemos nunca más» mientras posaban para la foto grupal.

El clima fue de celebración y reivindicación acompañado por música y reencuentro.

Por su parte, Marcela Tobaldi (55), mujer trans, fundadora de la Asociación Civil La Rosa Naranja, integrante del Frente Orgullo y Lucha expresó a Télam: «Somos sobrevivientes. Que hoy se halla aprobado esta Ley inclusión y cupo laboral travesti trans en el Senado de la Nación hace a la Argentina mucho más democrática».

En el pañuelazo, también estuvo presente Alba Rueda, primera Subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación que dijo a Télam: «Militamos y llevamos adelante una agenda sobre nuestras identidades muy unida al paradigma de Derechos Humanos, entonces de lo que habla esta ley en este momento es también un planteo esencial para la democracia».

Por último, Thiago Galván (29), varón trans de Córdoba, estudiante de Letras y vicepresidente de la Liga LGBTIQ+ de las Provincias, que viajó a la Ciudad de Buenos Aires para vivir este momento histórico, dijo a Télam: «Este día es una emoción que nos desborda porque hace muchos años que venimos laburando esto y no solo nos puede cambiar la vida a nosotres sino a la sociedad».

El joven contó además su propia experiencia a la hora de buscar trabajo: «Desde que trancisioné nunca me tomaron en un trabajo formal. Tuve muchas entrevistas pero me dieron excusas transodiantes como que ‘mi voz era confusa porque no era de hombre ni de mujer y entonces no era apto para atender al público’ y esas son las cosas más leves que te pueden pasar, también puede pasar lo que le pasó a Tehuel, que lo desaparecieron yendo a una entrevista de trabajo».

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«Esta ley va a tener una repercusión muy favorable en las infancias y adolescencias porque es una demostración de que ser travesti o trans no significa tener miedo, que podés ser feliz», concluyó.

En la plaza se desplegaron gazebos y banderas de distintas organizaciones que acompañaron, entre ellas: CHA, Libres y Diversxs, Mala Junta, Nuevo Encuentro, La Cámpora, 100% Diversidad y Derechos, CTA, Ctera, UTE.

Festejos y relatos

Lxs militantxs reunidxs en la plaza del Congreso resaltaron el «trabajo mancomunado» entre organizaciones y con las diputadas Mónica Macha, Gabriela Estévez, Vanesa Siley y Cristina Álvarez Rodríguez para lograr la aprobación de la norma.

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«El cupo e inclusión travesti trans es ley gracias a la militancia, al activismo y a una alianza política sin precedentes«, dijo Marcela Tobaldi, fundadora de la Asociación Civil La Rosa Naranja, integrante del Frente Orgullo y Lucha.

La dirigente aseguró que «este acceso al empleo formal, empleo decente, repercutirá en nuestros promedios de expectativa de vida«.

En tanto, Thiago Galván consideró que «estamos más cerca de alcanzar esa sociedad donde ser travesti o trans no significa violencia, miedo, desidia, ni castigo. Esta ley es un abrazo de esperanza para las infancias y adolescencias».

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La flamante norma «implica poder proyectarse, elegir y embarcarse en un proyecto de vida», destacó, y celebró «la voluntad política de un Estado que nos escucha activamente, pero por sobre todas las cosas, nos celebramos a nosotrxs, a nuestra fortaleza, a nuestra militancia y a nuestro derecho a vivir plenamente».

Por su parte, Claudia Vásquez Haro, presidenta de Otrans Argentina y de la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina aseveró que «hoy Argentina es mas igualitaria«.

«Vamos a transformar culturalmente a una sociedad que históricamente asoció y confinó a travestis y trans a la prostitución y la criminalidad. Nosotrxs no nos quedamos en el lugar de víctimas, lo trascendimos a través de la organización, acción y lucha. Nos convertimos en sujetxs políticos», añadió.

La ley aprobada esta tarde por el Senado establece un cupo laboral travesti trans del 1% en el Estado Nacional, incentivos el sector privado y apoyo financiero para proyectos productivos surgidos de esta población.

Las organizaciones recordaron que «el colectivo travesti trans tiene una expectativa de vida de entre 35 y 40 años en nuestro país como consecuencia de la vulneración sistemática de sus derechos fundamentales, comenzando por su exclusión estructural del mercado laboral formal».

Las cifras indican que «9 de cada 10 personas travestis y trans no cuentan con un trabajo registrado, condicionando a la mayoría de ellas al ejercicio de la prostitución y, como extensión, a la violencia institucional y el deterioro de su salud integral».