Tras las denuncias de fraude del presidente Donald Trump y de su negativa a garantizar un traspaso ordenado del poder si pierde, crece la incertidumbre en Estados Unidos por una posible crisis poselectoral.
«Definitivamente vemos que muchos nos están diciendo que preferirían votar por correo y, entre ellos, hay una tendencia mayor entre los demócratas y también un elemento geográfico», según los distritos donde las autoridades impulsan esta forma de votar, explicó el doctor Bradley Jones, investigador asociado de Pew Research Center, una organización líder en Estados Unidos sobre opinión pública en temas políticos y sociales.
«Hay mucha especulación sobre qué significará para el escrutinio en la noche de las elecciones. Es algo que tenemos que ver con mucho cuidado», agregó.
Mark Rozell, decano de la Escuela Schar de Política y Gobierno de la Universidad George Mason en Virginia, fue más contundente y pronosticó que lo más probable es que los resultados finales no se conozcan la noche del 3 de noviembre.
«Los votos por correo tardarán unos días en ser contados, quizás un poco más, no estamos seguro. No tuvimos este escenario antes», explicó el especialista en el sistema federal político y electoral estadounidense.
«Según encuestas, los que apoyan a Biden y los demócratas tienen mayor tendencia a usar tapabocas y a considerar votar por correo para no correr riesgos con la pandemia. Estadísticamente, es menos probable que los simpatizantes de Trump usen tapabocas en público y voten antes del día de la elección», explicó, vinculando pandemia y comicios.
«Por eso, es posible que los resultados de la noche electoral muestren que Trump gana en muchos lugares y luego, con el pasar de los días y el escrutinio de los votos por correo, esos márgenes se achiquen o hasta reviertan», concluyó.
Ninguno de los expertos citados cree que la posibilidad de un escrutinio más largo ponga en peligro la transparencia del proceso electoral: el Colegio Electoral se reúne recién un mes después de la elección para elegir al presidente y el vicepresidente, y los comicios en Estados Unidos «son tan hiper locales que es imposible manipular tantas ciudades y pueblos en simultáneo», aclaró Cobb.
Pero la incertidumbre y el temor a una posible crisis crecen porque nadie sabe cómo reaccionará Trump a un resultado parcial en la noche de las elecciones y, especialmente, si es uno que lo beneficia.
A este clima de dudas se suma la inédita cantidad de demandas judiciales que aún se dirimen en los tribunales de los estados y que podrían modificar las reglas electorales en las próximas cinco semanas o, más complicado aún, invalidar votos ya enviados por correo o emitidos de manera anticipada.
Todas las elecciones parecen ser históricas en el momento que suceden, pero el escenario actual de Estados Unidos alimenta como pocas veces un clima de incertidumbre: una pandemia, denuncias de un posible fraude por parte del Presidente y candidato a la reelección, múltiples batallas judiciales a contrarreloj por las reglas electorales en gran parte del país, y la ratificación en tiempo récord y a solo semanas de ir a las urnas de una jueza de la Corte Suprema que sellaría un sólida mayoría ultraconservadora como no existía hace casi un siglo.