«En otras regiones del mundo sí vimos esto, pero en Europa es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial», enfatizó el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, al dar detalles del flujo de refugiados.
De acuerdo al último recuento que realiza el Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur), más de 2.011.312 personas pasaron la frontera desde el 24 de febrero y más de la mitad de ellos se encuentran en Polonia (1.204.403), de una población total de 44 millones.
Otros países vecinos como Rumanía, Hungría, Eslovaquia y Moldavia también se convirtieron en refugios temporales, mientras que unas 153.000 se trasladaron a otras naciones en Europa.
«La salida de refugiados desde Ucrania alcanzó los 2 millones. 2 millones», tuiteó el Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi.
Today the outflow of refugees from Ukraine reaches two million people.
Two million.
— Filippo Grandi (@FilippoGrandi) March 8, 2022
«Muchos llegan en coche y, sobre todo, si tienen conexiones, pueden ir adonde tienen familia, amigos, una comunidad», explicó e igualmente alertó de la necesidad de dotar de fondos a los países que reciben el flujo de personas.
«Es posible que, si la guerra continúa […] empecemos a ver a gente sin recursos ni conexiones y esto será un problema más difícil de gestionar para los países europeos», subrayó, citado por la agencia de noticias AFP.
Las guerras de los Balcanes, en Bosnia y en Kosovo, también provocaron un enorme flujo de refugiados, «entre dos y tres millones, pero en un periodo de ocho años», señaló.
Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agencia que también forma parte del paraguas de la ONU, informó que inició una colaboración con la plataforma digital de alojamientos Airbnb para conectar a personas que huyeron de Ucrania con posibilidades de hospedaje gratuito y de corto plazo.
La firma ofreció la semana pasada alojamiento para 100.000 refugiados ucranianos y hasta ahora más de 26.000 propietarios se inscribieron para ofrecer sus domicilios gratis o con descuentos en numerosos países del mundo.
«Alojamientos seguros, privados y accesibles son fundamentales en estos momentos», comentó un portavoz de la OIM en Ginebra.
Después de varios intentos que no prosperaron, este martes se establecieron los primeros corredores humanitarios en Ucrania para que los civiles abandonen las principales ciudades, castigadas por la guerra desde hace casi dos semanas.
A medida que se lleven a cabo las evacuaciones, como la de Irpin, localidad en el noroeste de Kiev y de casi 43.000 habitantes, se espera que aumente la cifra de desplazados internos y de refugiados en el exterior.
En ese marco, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, estimó el lunes que la cifra de personas que saldrán de Ucrania por la guerra puede llegar a hasta cinco millones si siguen los ataques en las ciudades.
Críticas al Reino Unido
Uno de los países que más críticas recibió hasta el momento por su puerta prácticamente cerrada es Reino Unido, que hasta el lubes concedió solamente 300 visados a ucranianos, de acuerdo a estadísticas del Ministerio del Interior.
De acuerdo al programa británico solo pueden recibir a aquellos con familiares en la isla, en un proceso que además es muy lento, reconoció el ministro de Defensa, Ben Wallace.
En ese marco y sin dar demasiadas precisiones, el primer ministro, Boris Johnson, se comprometió ante los líderes del llamado Grupo de Visegrado -República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia- a que el Reino Unido «ayudará como pueda» en la gestión del éxodo de refugiados ucranianos.
Otra crítica que generó la enorme afluencia de exiliados ucranianos es el contraste con otras respuestas que brindó Europa a recientes emergencias migratorias.
Mientras Polonia mantiene su puerta abierta para recibir a sus vecinos, en su frontera con Bielorrusia sigue construyendo un muro para impedir el paso de inmigrantes y solicitantes de asilo, mayoritariamente provenientes del Medio Oriente.
En esta oportunidad, sin embargo, los países europeos decidieron -por unanimidad y en un tiempo récord- conceder a ucranianos un régimen de protección temporal, utilizando un mecanismo que había sido definido en 2001 pero nunca utilizado.
Una solidaridad que contrasta con lo que ocurre en el Mediterráneo, donde continúan los naufragios fatales de personas que intentan llegar a Europa desde África o con las condiciones paupérrimas y de hacinamiento que existen en los campamentos de refugiados en Grecia.
Sin ir más lejos, la semana pasada se viralizaron imágenes de policías españoles golpeando a migrantes que lograron cruzar la valla fronteriza en el enclave de Melilla, en el norte de África.
En tanto, en Argentina, el Gobierno autorizó el ingreso y la permanencia en el país por razones humanitarias de ciudadanos ucranianos por un lapso de tres años.