El presidente de la Comisión, Francisco Eguiguren, dijo que si la cautelar «no se cumple o no hay voluntad o posibilidades de cumplimientos, tendremos que evaluar y definir cuál es el paso siguiente que damos».

 

El presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Francisco Eguiguren, advirtió este sábado que sigue con «mucha preocupación» el traslado de la líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala, al Penal de Alto Comedero.

«Hace pocos momentos acabo de tomar conocimiento de este traslado y lo tomo con mucha preocupación», sostuvo el peruano.

En diálogo con Radio 10, el exministro de Justicia y Derechos Humanos de Perú recordó la medida cautelar que había dictado la CIDH para que la dirigente opositora cumpla la prisión preventiva en un inmueble del barrio El Carmen: «Luego de evaluar largamente el asunto y la visita al Penal, dictamos la cautelar que planteaba la necesidad de que Milagro Sala tuviera una situación distinta a la prisión».

Ante la decisión del juez Pablo Pullen Llermanos de revocar el beneficio que había ordenado el organismo internacional, Eguiguren advirtió: «Si la medida no se cumple o no hay voluntad o posibilidades de cumplimientos, tendremos que evaluar y definir cuál es el paso siguiente que damos».

En ese sentido, manifestó que los integrantes de la Comisión están «atentos y preocupados» y ratificó que a fin de mes habrá una reunión de trabajo en Montevideo para dar seguimiento al caso y señaló que analizarán «cuál es la situación y el escenario que se vislumbra», en el marco del período ordinario número 165 de sesiones.

Asimismo, el peruano se refirió a las críticas de algunos dirigentes oficialistas sobre el rol de la CIDH: «Hay quienes nos acusan de magnificar los temas de la Argentina, que nos están llevando de las narices».

«En la Argentina hay algunos casos que están posicionados en el debate público político interno, pero no hay que pensar que se vive el escenario más complejo en cuanto a derechos humanos», indicó.

Al respecto, el peruano subrayó que la Comisión busca «mantener distancia» de ese «debate» y «hacer abstracción»: «No nos dejamos influenciar por ningún tipo de consideraciones políticos, simpatías o antipatías. En el tema de derechos humanos hay que colocarse más allá del debate o la orientación política».