Gaza lleva ya diez noches bajo bombardeos israelíes. Tel Aviv afirma atacar objetivos de Hamas en respuesta al lanzamiento de globos y bombas incendiarias. Junto a la ofensiva militar, la población gazatí sufre el corte de electricidad, el cierre de un corredor humanitario y el bloqueo de su acceso al mar.

 

Palestina

Una vez más la población de de Gaza no puede dormir. El ejército israelí lleva diez noches bombardeando la franja, en lo que presenta como una nueva campaña contra Hamas. Los ataques, que según las autoridades israelís se dirigen a objetivos militares, iluminan el cielo sobre Gaza y vienen causando un goteo de heridos.

Tel Aviv afirma que la ofensiva responde al lanzamiento de globos y cometas incendiarios al otro lado del muro por parte de Hamas, así como algunos cohetes que habrían caído al otro lado de la valla que encierra a la población gazatí, poniendo en peligro a los asentamientos y poblaciones próximas. La narrativa de Israel no ha sido cuestionada aún por ningún actor de la comunidad internacional.

Son muchos quienes se preguntan en las redes sociales por qué el silencio mediático ante estos últimos ataques, tanto en los grandes medios internacionales como en Naciones Unidas. A lo bombardeos nocturnos se suman otros movimientos lesivos para la población: Israel ha bloqueado la entrada de combustible necesario para mantener en funcionamiento la única planta energética del territorio, dejando a la franja sin electricidad. Además, el corredor humanitario de Kerem Salem ha sido cerrado y a los pescadores se les niega el acceso a las escasas aguas gazatíes impidiéndoles faenar. 

Raquel Martí, directora ejecutiva de la sección española de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) viene denunciando a lo largo de la semana los ataques israelíes y el silencio en el que están siendo perpetrados. La ofensiva habría golpeado una escuela de Naciones Unidas del campo de Al-Shati, rodeada de otros colegios y un centro de salud.

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Aunque no se han reportado víctimas mortales, autoridades sanitarias han denunciado que la falta de electricidad implica un riesgo letal en los hospitales, desde las personas internadas en la UCI a un centena de recién nacidos que se encuentras en incubadoras. El cierre del paso humanitario imposibilita a muchos pacientes oncológicos seguir con sus tratamientos.

Según Al Jazeera, Egipto y Qatar estarían intentando mediar para desescalar el conflicto, ejerciendo presión sobre Hamas para que se detenga el lanzamiento de globos y cohetes incendiarios. El pueblo palestino atraviesa malos tiempos en términos de apoyo internacional: el reciente acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos ha abierto el camino a la normalización de relaciones entre el Estado sionista y los países árabes consumando el abandono de los países de la región. El pasado miércoles cientos de gazatíes se manifestaban contra el acuerdo en la franja.

Este convenio, saludado por la comunidad internacional (incluyendo la Unión Europea y España), se ha presentado por sus firmantes como un éxito por “paralizar” los planes expansionistas de Netanyahu, quien había anunciado la anexión unilateral del 30% de Cisjordania para el pasado 1 de julio. Los críticos al acuerdo señalan que la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania y su paulatina anexión de facto no han cesado en las últimas décadas, y nada impedirá que siga sucediendo. 

En este escenario: Israel amenaza con iniciar una guerra abierta con Hamas. Sería la cuarta guerra desde 2007 que sufren los gazatíes encerrados en un espacio superpoblado, y sitiados por una potencia de gran capacidad militar. Guerras que, junto a las numerosas operaciones militares contra Hamas, como las presenta el Estado israelí, han dejado miles de muertos, heridos y amputados en una población empobrecida, dependiente de la ayuda internacional y masivamente desempleada.