El programa creado para respaldar a estudiantes de bajos recursos mantiene su monto intacto hace dos años, a pesar de la escalada inflacionaria.

 

Sus inicios

En enero del 2014 se estableció por decreto el “Programa de Respaldo a Estudiantes Argentinos/as (Progresar)” para jóvenes de entre 18 a 24 años a cargo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).

Para ser beneficiario/a del programa se exigen una serie de requisitos como demostrar los ingresos del hogar, comprobantes académicos y sanitarios, ser argentino o tener residencia legal mayor a cinco años, entre otros. Del total, se abona de forma automática el 80%. El 20% restante, se cobra al momento de acreditar “la asistencia a la entidad educativa en los meses de marzo, julio y noviembre de cada año”. En criollo: cuando se haya presentado el certificado de alumno/a regular en la Anses correspondiente.

La Argentina no es el primer país en impulsar un modelo sistematizado de planes sociales de este tipo: de hecho, varios países de la Unión Europea tienen parte de su presupuesto destinado a este tipo de objetivo. Pero lo cierto es que el Progresar constituye una de las “primeras políticas de ingreso destinado a los/as jóvenes”.

Primeros pasos

En 2014, la suma mensual era de 600 pesos.  En ese año, se logró beneficiar a casi 570 mil jóvenes. Al año de haberse creado, se decretó un aumento del 50%, pasando de 600 a 900 pesos mensuales. En este primer trimestre, la prestación registró el “máximo valor real”. A continuación, la inflación, la pérdida del salario real y otras variables macroeconómicas primeras y derivadas, dejaron un menor poder adquisitivo.

Para 2015 se intentó impulsar la modificación legal del Plan: ahora se quería que fuera una Ley. Algo similar a las jubilaciones: aumento semestral y en relación con el salario mínimo. El bloque no consiguió el quórum y, finalmente, no se aprobó.

El Progresar, costos políticos y salario real

En el primer trimestre del 2017 se redujeron un 28% la cantidad de prestaciones (276.222, exactamente). Esto representó, por un lado, un retroceso en los derechos de los y las estudiantes y, por otra parte, un costo político.

El monto del Progresar se mantuvo intacto en 900 pesos cuando los índices de inflación registran un amplio abanico de números entre el 25 y el 35% anual en el año 2016 (siendo terceros en el puesto de países con más inflación, valor solo superado por Venezuela y Ucrania, según el Fondo Monetario Internacional).

El salario real podría explicarse como el resultado de dividir el ingreso por el nivel de precios, es decir, cuánto se puede comprar con un mismo ingreso en periodos distintos.

Más explícito:

Precio de carnaza por kg.

Progresar

2015 50-60 pesos 900 pesos
2017 100-105 pesos 900 pesos

 

Supongamos que nuestro ingreso es el del Progresar, es decir, 900 pesos. A su vez, a modo analítico, asumamos que seguimos una extraña dieta basada en el exclusivo consumo de carnaza. A mediados de 2015, con lo que recibíamos del Plan, podíamos comprar casi 15 kilos. Dos años después, dado que nuestro ingreso se mantiene intacto, podemos consumir entre 8 y 8,5 kilos.

Desde el 2015 hasta la fecha, hay dos situaciones paralelas. Por un lado, el Progresar se mantuvo intacto y, por el otro, la inflación argentina (desencadenada desde el 2015), es la más alta en los últimos 14 años.

Este breve ejemplo no tiene en cuenta todo el resto de los aumentos: la electricidad se vio atravesada por un aumento del 500% y el gas de un 300%, la yerba aumentó un 100%, subieron los precios de los útiles escolares (resaltadores, lapiceras, cuadernos) y el transporte pasó de tres a casi siete pesos.

Pero podemos entender que al complejizar nuestra realidad económica, resulta cada vez más absurdo el monto actual del Progresar.