“Despedazar a los que consiguen un éxito es casi un deporte violento argentino”, señala el periodista Omar Meraglia, de El Semanario de Junín, en su análisis sobre la gestión de la pandemia por parte del presidente Alberto Fernández.

 

Alberto Fernandez

El Ejecutivo nacional en este tiempo no ha hecho más que salvar las vidas de millares de habitantes en una demostración que no acepta ningún tipo de discusión frente a lo que ha acontecido en la mayoría de las naciones del planeta.

Alberto Fernández y su equipo de gobierno, sumado a los asesores en salud, están haciendo un trabajo titánico para enfrentar al Covid 19 o Coronavirus en su nombre vulgar, aunque ello implique cantar victoria antes de tiempo o ser catalogado como un periodista militante.

Sin embargo, la evidencia manifiesta tampoco se puede estar escondiendo de la falta de argumentaciones que pululan en las redes sociales y peor aún por parte de algunos grupos de presión interesados en conjugar un relato propio, que sólo puede servir para socavar los logros en política sanitaria del actual gobierno, con el fin de que este posible éxito no lo fortalezca en su gobernabilidad y la oposición política lo debilite.

Tal vez Alberto Fernández tenga en cuenta a Kant, cuando el filósofo alemán remarcaba que “La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”.

La estrategia del gobierno nacional para enfrentar la pandemia podría resumirse en un teorema que sin más podríamos definir como el “Teorema de Fernández”.

Hay una doble hipótesis en este planteo del Presidente y es que: «El problema del AMBA empezó a irradiar a otras zonas del país» y añade que: «El problema hoy es nuestra circulación. Ese es nuestro mayor enemigo».

La tesis indica que hoy el AMBA es el generador de no menos del 80 por ciento de los contagios que se producen en el país y alguna vez registró más del 95% de los casos diarios, por lo que precisamente la enfermedad se irradia desde este ámbito, donde se concentran parte de los más fervientes “anticuarentena” y con profundas contradicciones a la hora de exponer argumentos que en verdad no logran ser permeables a la realidad matemática.

Realidad matemática que se acrecienta cuando se visibiliza que “la circulación es en verdad el enemigo que incrementa los contagios y que precisamente debe ser reducida a su menor exponente”.

«Los convoco a cuidar nuestras vidas y las de los otros. No estamos hablando de cuán libres somos», parafraseó este lunes el Jefe de Estado.

Demostración

La demostración del Teorema de Fernández, tiene dos consecuencias. Por un lado, la lamentable cantidad de muertes por Covid que registra la Argentina, que a principios de agosto llega a las 4000 víctimas fatales.

La segunda consecuencia es la demostrabilidad de que Fernández y su equipo hasta el momento han logrado salvar muchos más miles de vidas, incluso las que podrían considerarse ucrónicamente de algunos de sus más acérrimos críticos.

La comprobación del Teorema de Fernández y la salvación de vidas puede comprobarse cabalmente si se comparan los datos de otros países.

Si EE.UU hubiera aplicado las medidas del gobierno argentino (teniendo en cuenta su población) habría sufrido hasta el momento solo 28.009 víctimas fatales por Covid 19, y no más de 155 mil como lleva hasta el momento.

Argumentos falsos

Tratar de desbaratar el “Teorema de Fernández” con argumentos propios de la economía resulta claramente un oxímoron, ya que es imposible en la matemática hacer este tipo de desórdenes que terminarán alterando el producto. Eso sin entrar en debates acerca de la ayuda estatal en tiempos de pandemia a los sectores más vulnerables. Ayuda que seguramente no alcanzará en un país donde la economía –como la inseguridad- resultan un mal endémico.

Pero el aspecto sanitario ha sido protegido, aunque haya que lamentar igualmente miles de muertes.

Y hay un dato más que hoy sorprende frente a los que alguna vez creyeron en la efectividad del “contagio de rebaño” o que se debía aprender a intimar con la enfermedad. Se trata de los efectos colaterales que podrían sufrir los contagiados también es preocupante porque podrían perdurar en el tiempo.

Los últimos estudios sobre infectados en Europa indican, por ejemplo, que una investigación realizada en el Reino Unido por la Fundación Británica del Corazón sobre los pacientes hospitalizados arrojó que los afectados con coronavirus pueden sufrir daños cardíacos irreversibles en la batalla contra la enfermedad. Uno de cada ocho tenía signos de «disfunción severa» en el corazón. Algo que se confirmó también en Alemania.

Muertes en el mundo

Al 3 de agosto de 2020, hay 691.497 muertes por Covid 19 en el mundo.

Entre los países con más víctimas fatales se cuentan: EE.UU (155.000), Brasil (94.000), México (47.746), Reino Unido (46.119), Italia (35.166), Francia (30.294), Perú (19.614) y Chile (9.707).

 

En Argentina, con los 168 muertos contabilizados este martes, se llegó al número de 4.009 fallecidos por la enfermedad.