Santiago Maldonado hace un mes que quedó encerrado en el silencio de una nueva incógnita. No tiene derecho a tener tratamiento especial alguno. Él es la incógnita.

 

Hace unos momentos volví a ver y escuchar, y desgrabé algunas líneas del pensamiento del dictador Jorge Rafael Videla. El mandadero del pasado dijo: Frente al desaparecido, en tanto esté como tal, es una incógnita. (…) Mientras sea un desaparecido no puede tener un tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido.

Santiago Maldonado hace un mes que quedó encerrado en el silencio de una nueva incógnita. No tiene derecho a tener tratamiento especial alguno. Él es la incógnita. Lo fundaron incógnita, cambiaron su categoría de ciudadano en libertad y con derecho a ser oposición. Lo borraron del paisaje elegido: separado de su gente, de sus ideales. Lo fundaron despreciable en tono clase media: otro vago más entre esos mapuches ignorantes que quieren fundar una patria separada; amenaza guerrillera de la mano de las FARC y la ETA: un terrorista de esos que bien encajan en todas las historias actuales de este mundo de las velocidades y las conveniencias.

Santiago Maldonado: un detenido-desaparecido, un extirpado de la escena por una fuerza de seguridad dependiente de nuestro gran Estado Argentino Salud. Hay testimonios, como en nuestro pasado de horror hubo testigos, pero claro, aquella y esta gente de la Otra Patria, no califica. Son siempre los mismos, la misma lacra antipatriota. Los sucios siguen siendo sucios, y los sucios mienten.

La Gendarmería de ayer, la de hoy, y sin embargo, a Santiago Maldonado, con todo derecho a que lo busquen por su nueva categoría de ciudadano desaparecido, es buscado como ciudadano extraviado. Casi todo depende del discurso, del cómo se dice para mejor borronear las palabras de manera civilizada: una nueva campaña al desierto en favor de la palabrería vaciada de contenido, acomodada, sin suciedades, prolija.

Es que tan mal hace la política. Pobre la Patria. Ahí es donde se establecen todas las diferencias. No hay una Patria. Al menos hay dos, y esto desde que alguien juntó la moneda en su bolsillo, sin importarle la suerte de vida del otro. Fue entonces que ese otro se vio en la necesidad de fundar su Patria, y pelear por sus derechos.

En el discurso establecido por el gobierno de Mauricio Macri se señala la desaparición de Julio López, una manera de tomar aire desde una comparación insostenible: a Julio López lo desapareció la sociedad de los asesinos que estuvieron al servicio de la última dictadura: no le perdonaron la memoria, y su valentía para dar testimonio. A Santiago Maldonado lo subieron a una camioneta de la Gendarmería. De manera vergonzante se busca instalar, en la palabrería zocalera que repite tanta gente, que siempre hubo desaparecidos, sea en dictadura o en democracia. Y si todos dicen, si todos repiten, el barullo se instala y entonces las palabras ya no duelen.

Dónde está, sí, Santiago Maldonado, a un mes de haber sido detenido y desaparecido, pero Dónde está el Estado asumiendo el rol que le corresponde en la investigación. Dónde está el Estado exigiendo premura a la Justicia. Hay un Estado señalado como No respetuoso de los Derechos Humanos de sus ciudadanos. En este país no se puede mirar para otro lado en un tema como la desaparición forzada de personas.

Los habitantes de la Patria donde viven los otros, preguntan, cuestionan, a la Patria distinta que los condena al afuera.

Después de todo, ellos sí fundaron una Patria Propia, separatista: ellos, los socios del poder, los dueños del dinero y las empresas: una resultante histórica, una marca de clase. Esta vez no hicieron falta los tanques en la calle, o sí, porque los medios están en la calle, y muy adentro del hogar de los ciudadanos que, cada vez -y esa es la apuesta del sistema-, tienen menos tiempo para pensar en los pobres y sus reclamos. Lástima que se crea que no hay tiempo para leer un poco de nuestra historia como país. Es la única manera de entender de quiénes hay que cuidarse.

¿Dónde está Santiago Maldonado?

No está extraviado, está desaparecido. Para el gobierno de Macri: no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido. Santiago Maldonado, casi un extraviado en estos tiempos en que siempre hay que mirar al futuro sin saber del ayer. Santiago Maldonado casi un extraviado temporal que vino a levantar una bandera y un ideal.

El sistema necesita mostrar el espantajo de un otro violento, justo cuando los vientos del cambio aprietan derechos, justo cuando una vez más la Patria de los poderosos derrama la primera sangre.