El Senado rechazó el aborto legal por 38 votos contra 31

 

Festejan ellos, los dinosaurios anti-derechos, los dueños del negocio clandestino, los señores feudales aliados de la cruz, los curas del lobby y la amenaza, los ignorantes y los idiotas útiles, los que carecen de argumentos y de alternativas. Ellos celebran que mañana sigue todo igual, celebran que han podido frenar un derecho postergado por otro año...

A las pibas que llegaron de a miles a las calles les toca seguir la pelea.

El senado es una caja de resonancia de lo más retrógrado y elitista del país, por eso falla en consonancia con los sectores arcaicos y reaccionarios.

Pero el triunfo en las calles fue extraordinario. En pocos años, impusieron en la agenda de todos y todas la necesidad de darle una respuesta a tantas mujeres pobres que abortan en condiciones insalubres, ante la indiferencia criminal del Estado. Y las pibas ganaron esta batalla. Ellas, las mismas que están transformando las conductas cotidianas, los vínculos, las relaciones en grupos políticos y sociales, hasta el lenguaje. Ellas, las que están tirando el patriarcado cada día, las que van derrotando al machismo arraigado en la raíz de un país enfermo de misoginia, son las grandes ganadoras de este tiempo. Ellas, las protagonistas del presente, dejaron en claro que su militancia es revolucionaria, que su trabajo es cambiar todo lo que deba ser cambiado… Ellas nos enseñan desde el ejemplo: ponen el cuerpo para defender sus ideas, persiguen la unidad para pelear por sus derechos, gritan con alegría para ir a la batalla con la certeza de que todo es posible, porque son ellas las que empujan este momento histórico.

Allá ellos, los dinosaurios, los cavernícolas, los oscurantistas y los aliados. Acá ganaron las pibas, porque el feminismo llegó para quedarse y para crecer. Porque los derechos se conquistas, se arrancan y se disputan. Porque su lucha es un ejemplo disruptivo, profundamente transformadora, esencialmente humana.

Sí, las pibas ganaron. No será hoy, será mañana. Porque esto sigue. Porque a esta oleada no la para nadie.