Brasil es el epicentro de la epidemia de Covid-19 en América Latina, y sus vecinos se muestran preocupados por la evolución de la crisis en el país más grande de Sudamérica, cuyo presidente, Jair Bolsonaro, se opone públicamente a las medidas de cuarentena para frenar el coronavirus.
El país de 210 millones de habitantes, que ha registrado más de 125.000 casos de Covid-19 y unos 8.500 fallecidos desde el inicio de la pandemia, comparte frontera con 10 Estados: Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Francia -a través de la Guayana Francesa-, Perú, Bolivia, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Para hacerse una idea de la magnitud de la crisis en Brasil, cabe destacar que sus países fronterizos suman unos 72.000 casos entre todos. Y numerosos expertos consideran que el total de contaminados podría ser 15 veces superior al comunicado por las autoridades brasileñas, ya que sólo se están realizando test de detección a los pacientes graves.
Por eso, a la espera de que el pico de la pandemia se alcance en los próximos días en distintos puntos de la región, varios países observan con preocupación a su vecino, mientras el ultraderechista Bolsonaro le quita hierro a la pandemia y anima a la población a no respetar las medidas de distanciamiento social impuestas por gobernadores en varias estados del país.
En Argentina, que mantiene una cuarentena nacional desde el 20 de marzo, el presidente Alberto Fernández ha expresado varias veces su inquietud ante el avance de la epidemia en Brasil y la actitud de Bolsonaro.
“Obviamente que es un riesgo muy grande (…) A nosotros nos vienen entrando camiones de Brasil con transporte de cargas desde San Pablo, que es uno de los lugares más infectados” del país, declaró Fernández este miércoles a Radio con Vos.
Semanas atrás, en una entrevista para el portal El Cohete a la Luna, el presidente peronista de centroizquierda había lamentado que en Brasil, el principal socio comercial de Argentina, “nadie” estuviera “atendiendo el problema del coronavirus con seriedad”.
“Un riesgo muy grande”
En Paraguay, socio de Brasil en el Mercosur junto con Argentina y Uruguay, el Gobierno conservador rechazó reabrir paulatinamente la frontera con Brasil como pedían los comerciantes de la fronteriza Ciudad del Este.
El presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, ordenó, por el contrario, redoblar el control militar en los principales pasos fronterizos para evitar el ingreso de enfermos de covid-19 al país.
“La velocidad de propagación del coronavirus en el Brasil representa un riesgo muy grande ante cualquier eventual apertura”, abundó el ministro de Salud paraguayo, Julio Mazzoleni, en conferencia de prensa.
Uruguay anunció, por su parte, el martes un aumento del control sanitario en su frontera con Brasil al ver con “preocupación” la existencia de casos de coronavirus en localidades limítrofes de ese país, informó el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado.
Aunque Uruguay prohibió el ingreso de extranjeros para frenar la epidemia, quedaron exentos los residentes de localidades que lindan con Brasil, quienes a menudo viven en un lado y trabajan en el otro.
El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, que visitó este miércoles el departamento de Cerro Largo, limítrofe con Brasil, anunció que su Gobierno trata de diseñar una política de salud conjunta con el Ejecutivo de Bolsonaro para evitar contagios masivos en la frontera.
Temor en la Amazonía
En Colombia, el Gobierno conservador de Iván Duque no ha mostrado preocupación respecto a Brasil, pero la situación en este país sí genera alarma en los departamentos amazónicos.
Aunque Bogotá decretó el cierre de las fronteras terrestres el 16 de marzo, ésta “es demasiado porosa, hay muchas partes donde se puede pasar”, advirtió a la AFP Daniel Oliveira, contralor del departamento Amazonas.
En ese departamento, situado en la frontera con Brasil, hay 30 casos de coronavirus por cada 10.000 habitantes, la peor cifra del país por delante de Bogotá, con cuatro casos por ese número de personas.
Y en Leticia, la capital provincial, de los 10 primeros casos detectados, cinco fueron importados del país vecino.
La zona amazónica de Colombia, despoblada y pobre, es especialmente vulnerable. El 58% de su población es indígena y está en “riesgo de extinción” ante la pandemia, alertó la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
“Aquí no hay agua potable, el sistema de salud es muy precario (…) si el virus se extiende en los territorios las muertes serían inimaginables”, advirtió Arley Cañas, miembro del pueblo Inga en la reserva de Uitiboc.
En Venezuela, el gobierno socialista de Nicolás Maduro ha multiplicado las críticas contra Bolsonaro y ha calificado de “gran amenaza” para su país la cercanía de Brasil por la “estulticia” de Bolsonaro.
“Su irresponsabilidad ha llevado a contagiarse a miles de brasileños, ha llevado a la muerte a miles”, dijo Maduro sobre Bolsonaro, uno de sus rivales en la región, que lo ha calificado varias veces de “dictador”.
Según la prensa local, el gobernador del fronterizo estado Bolívar, Justo Noguera, estimó que a inicios de este mes unos 1.600 venezolanos habían retornado a su país por los pasos con Brasil durante la emergencia por el nuevo coronavirus.