Damián Straschenco, trabajador de Atucha y secretario adjunto del gremio Luz y Fuerza, sufrió la contaminación con material radioactivo puesto en una botella de agua.

 

Damián Straschenco, trabajador de Atucha y secretario adjunto del gremio Luz y Fuerza, sufrió la contaminación con material radioactivo puesto en una botella de agua. La misma se encontraba en las instalaciones de la empresa donde funciona la oficina del sindicato. La información de este grave hecho fue difundida por el periodista Mariano Martín en el diario Ámbito Financiero.

El hecho se produjo el 9 de mayo en la empresa de control estatal Nucleoeléctrica, gracias a que los detectores dispuestos en la instalación alarmaron sobre un grado de radiación poco habitual mientras el trabajador abandonaba su puesto.

Según el relato de Straschenco a Ámbito Financiero, la graduación encontrada «oscila entre 130 y 180 milisieverts, cuando la medida máxima tolerada para un trabajador expuesto a la actividad del reactor nuclear es de 20 milisieverts por año». La denuncia se realizó ante la Justicia federal: se caratuló como «intento de homicidio».

Por su parte, Mabel Barbas, responsable del área de Institucionales de Nucleoeléctrica, declaró a la prensa que «se ejecutaron los estrictísimos protocolos nacionales e internacionales que operan en estos casos, se constató su buen estado de salud y que la misma no está comprometida, se hizo una comunicación a la Autoridad Regulatoria Nuclear y se radicó una denuncia ante el juzgado federal de Campana», mientras sostuvo que «no hay dudas de que es un hecho malevolente, deliberado, aunque no podemos saber si fue o no un atentado».

Se trata de un episodio es inédito en 62 años de historia de la energía nuclear en la Argentina y pone en evidencia una violación a los estrictos protocolo internacionales de seguridad.

A continuación, entrevista a Damián Straschenco realizada por Prensa de la Federeción de Trabajadores de la Energía de la República Argentina

Alrededor de 200 metros y varias barreras de seguridad separan la zona radiológicamente controlada de la oficina del sindicato de Luz y Fuerza de Zárate en el complejo nuclear de Atucha (Lima, provincia de Buenos Aires). A pesar de haber un estricto control, barreras y protocolos nacionales e internacionales de seguridad nuclear, el pasado 9 de mayo una cantidad de agua pesada llegó desde la zona controlada hasta una botella de plástico que Damián Straschenco, secretario Adjunto de Luz y Fuerza, utilizaba habitualmente para tomar agua potable en la oficina sindical.

Entrevista con Damián Straschenco, Adjunto de Luz y Fuerza de Zárate, luego del atentado que sufrió en la central nuclear de Atucha

¿Cómo llega a suceder este atentado?

Damián Straschenco (DS): La verdad que para nosotros cómo sucedió esto es una incógnita. En la botella de plástico donde yo siempre tomaba agua en la oficina sindical alguien puso agua pesada y yo la tomé. Con esa sustancia me contaminé. Ni de la empresa NASA ni la Autoridad Regulatoria Nuclear (ERN) me han dado los valores de radiación que tengo en mi cuerpo. En este momento se están realizando los estudios pertinentes. Yo ya me hice estudios en el Centro Atómico Ezeiza

¿Tienen algún indicio de cómo llegó el agua pesada a esa botella de plástico?

DS: Por el momento no podemos determinar cómo llegó. Mi oficina esta fuera de la zona radiológicamente controlada. Yo estoy siempre afuera, no entro. No tengo autorización para ingresar.

No queda otra alternativa que pensar que alguien llevó la sustancia a propósito, entonces.

DS: Es evidente que fue un atentado, como lo estamos denunciando. La persona que hizo esto lo hizo con la intención de causar un daño. Como dijimos en el comunicado que difundimos, hemos hecho una denuncia penal y la justicia caratuló la causa como “tentativa de homicidio”.

La misma empresa (NASA) lo reconoció en un informe que hizo y presentó a la Autoridad Regulatoria Nuclear. A partir de esto se comenzó a hacer una investigación y nosotros como sindicato decidimos hacer una denuncia penal que esta en el Juzgado Federal de Campana, a cargo del juez federal Adrián González Charvay.

¿El agua pesada estaba en una botella que apareció?

DS: No, estaba en la botella de plástico que utilizo siempre. Es mi botella personal. Es una botella de esas que se usan ahora de plástico más duro tipo tupper, que yo la lleve desde afuera y estaba en la oficina y la usábamos todos. Alguien puso esa sustancia contaminada y la bebí yo.

Esa sustancia debería estar dentro de un perímetro de seguridad, sin posibilidad de sacarla

DS: Justamente esto es uno de los problemas graves. Esta sustancia es agua pesada que esta dentro del reactor. Si bien hay veces que se saca agua pesada para hacer algún muestreo, es agua que esta siempre dentro de lo que es la zona radiológicamente controlada. Para sacar el agua pesada hay que realizar varios pasos que tienen que ver con el protocolo de seguridad de una planta nuclear. Si pasas esta sustancia por los controles de seguridad se activan distintas alarmas. Entre mi oficina y el lugar donde esta la sustancia hay unos 200 metros y para sacarla de ese lugar hay dos barreras de contadores de contaminación, donde deberían haber sonado alarmas. Se violaron procedimientos y barreras para poder llevar el agua pesada unos 200 metros hasta la botella.

¿Cómo descubren que estas contaminado?

DS: Cuando yo me voy a retirar de la empresa paso por los portales que hay en el ingreso y egreso de la planta y ahí sale que estoy contaminado con radiación. Ese día, martes 9 de mayo, cuando ingresé los portales de seguridad no indicaron nada. Al salir, salta que estoy contaminado. El miércoles 10 recién pudimos saber que la botella estaba contaminada con agua pesada. Y el jueves 11 determinaron que era agua pesada, que sólo se encuentra dentro del reactor. Es decir, no pudo haber sido un accidente o un error humano o una casualidad. Por eso decimos que esto fue un hecho malicioso. La persona que sacó el agua pesada de la zona del reactor violó todos los procedimientos de seguridad y la puso en mi botella. Esa persona tuvo una intención de generarme un daño. Por eso, el viernes 12 de mayo hicimos la denuncia penal.

¿Cómo se dieron cuenta que la botella estaba contaminada?

DS: Yo soy un trabajador que no ingreso a la zona radiológicamente controlada. No me pude haber contaminado por estar dentro de esa zona. Se comenzó una investigación por exactamente los lugares que yo estuve ese 9 de mayo. Cuando fueron a la oficina del sindicato los que hicieron este monitoreo empezaron a analizar cada cosa que hay dentro de la oficina. Cuando analizan la botella descubren que estaba contaminada. No sabíamos en ese momento qué contaminación tenia.

¿Y que contaminación tenés?

DS: Lo que yo ingerí es agua pesada, cobalto y cesio. Con el tiempo, el cuerpo lo va a ir eliminando. Lo que yo ya eliminé es el cobalto y el cesio y lo que no eliminé aún son otras sustancias radioactivas. Una vez que se termine de eliminar estas sustancias hay que hacer una evaluación para saber a cuánta radiación estuvo expuesto mi cuerpo. Obviamente, al haber ingerido esta sustancia y ser interna la contaminación es más peligrosa.

¿Y qué nivel tenés?

DS: Esa información la empresa todavía no nos la dio. Se esta hablando que ingerí una contaminación de 100 milisieverts de radiación. Aunque hay otra versión que dice que estoy entre 130 y 180 milisieverts. Para tener un parámetro, la regulación de la ARN dice que un trabajador de Atucha no puede superar los 20 milisieverts en todo un año y 100 en cinco años. Yo ingerí entre 130 y 180 milisieverts en menos de cinco minutos.

¿Cómo actuó la empresa Nucleoeléctrica Argentina?

DS: La empresa lo que hizo es comunicar el incidente que se catalogó como un evento de nivel uno, de nivel internacional. Se va a tener que informar a toda la comunidad nuclear internacional. Hasta el momento la empresa todavía no me dio los valores radiológicos que yo tengo ahora. Supuestamente la empresa esta haciendo evaluaciones. También esta haciendo estudios la Autoridad Regulatoria Nuclear como ente de contralor. Ambos estudios coinciden en que la botella de plástico estaba contaminada. Esto esta recontra confirmado. Lo que nosotros decidimos, por una cuestión de imparcialidad, es ir a la justicia para que realice una investigación y determine quiénes fueron los responsables de este atentado contra mi vida y cuáles fueron sus motivos.

¿Tienen alguna idea de dónde pudo haber venido este atentado?

DS: En este momento creemos que pensar en indicios o sospechar de alguna hipótesis de quién fue o quiénes fueron nos parece un poco apresurado. Lo que nosotros estamos pidiendo ahora es que la justicia investigue todas las hipótesis que puede haber. Pero también le pedimos a la empresa colaborar al ciento por ciento, a darnos toda la información que sea necesaria y que la justicia requiera.

¿Tienen conocimiento si había ocurrido algo similar en Atucha?

DS: Contaminación en personas dentro de la zona radiológicamente controlada si hubo, es parte de los riesgos que tiene nuestra actividad. Pero lo que me ocurrió a mi, que es contaminación interna por ingerir agua pesada de una botella de plástico, nunca había pasado jamás en cuarenta y pico de años que tiene la actividad nuclear en el país. Esto es de una gravedad institucional muy grande y generó en la actividad nuclear una conmoción bastante importante. Y hay algo que quiero y queremos decir desde el sindicato; nosotros vamos a seguir defendiendo la actividad nuclear en el país, esto queremos dejarlo bien en claro. Defendemos la actividad nuclear argentina. También queremos decir que vamos a defender los puestos de trabajo.

¿Esto podría tener repercusión internacional?

DS: Si. La empresa NASA y la ARN están obligadas a informar al Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés), que es el organismo regulatorio internacional de la actividad nuclear, y pasa a ser un evento internacional. Allí, distintos países se controlan. La WANO ha cerrado centrales nucleares por problemas de seguridad.

¿Cuál fue la reacción hacia adentro de Atucha y de la empresa NASA?

DS: Es impresionante la cantidad de correos electrónicos o llamados que recibí. Gente muy preocupada y consternada por el atentado que me hicieron.