“Miss Clement”, “la de La Quinta Clement del Felicaria”, apodada “La Inglesa” del arroyo Felicaria de las islas de San Fernando; es otra fascinante historia isleña.

Por José María Frías

Miss Clement

Fue tan conocida la señora y su obra, que fue entrevistada por de la revista “Gente y la actualidad” del 4 de junio de 1970.

Al momento de esa entrevista periodística, Clement tenia 55 años, y cuidaba, ademas a Marina -una jovencita de 12 años-, a 3 niños de una vecina que desde hace 2 meses se los había dejado para ir al continente a hacer trámites por el fallecimiento de un familiar.

Ahora, su historia: Clement Marjorie, hija de un matrimonio inglés que llegó al país para vender molinos harineros, nació en realidad en Olivos; y desde allí partía la familia hacia el Delta, para los tradicionales paseos de fin de semana; hasta que decidieron muchos años después radicarse y regentear un recreo del lugar.

Al morir sus padres, quedar sola y al no poder ella mantener el negocio; compró la quinta del Felicaria, dedicándose a la producción y comercialización frutihorticola, destacándose en la explotación del pomelo, y a lo mas novedoso por esas épocas para la zona: las nueces. 

 

Quinta Miss Clement

Tener que manejar dicha empresa sola, más las adversidades propias del clima, la hicieron una mujer de carácter. Sumado ello a ser conocedora de la idiosincracia de los habitantes del arroyo y su voluntad comunitaria, la ubicó como defensora, representante de sus intereses y abanderada de sus logros, simples, pero valiosos para ellos.

Allí no más de su quinta, está la pequeña y bella iglesia de Santa Teresita, recientemente pintada por un grupo de vecinas; ocupándose Clement del embellecimiento del campanario.

Muy cerca de la misma, está la Sala de Primeros Auxilios Absalón Rojas, que es atendida permanentemente por una enfermera y una mucama. La enfermera contó: “…Cada vez que se necesitan medicinas, vacunas; se acude a la sociedad cooperadora para que se movilice…”. Y por supuesto, la presidenta de esta sociedad era “Miss Clement”, quien junto a la gente del lugar también se encargó de solucionar los problemas de la escuela zonal; y del Felicaria Fútbol Club, lugar de reunión de los vecinos.

Miss Clement

Como presidenta de la sociedad de fomento del lugar, dirigió “en persona” reclamos y pedidos a las autoridades de gobierno de turno, con muchos resultados exitosos; considerándosela protectora de los habitantes de la región. Y por si esto fuera poco, ayudaba a la salita como enfermera poniendo inyecciones, cociendo heridas, hasta atendiendo más de 15 partos.

Ante tantas actividades, la periodista no pudo evitar preguntarle:
Por qué hace todo esto, Miss Clement?; a lo que respondió, primero con la simpleza del isleño, e inmediatamente después, con uso de su sabiduría:

“….¡Ahhhh! No sé. Nunca tuve tiempo suficiente para pensarlo… Dígame, ¿usted cree que hay en el mundo algún lugar mejor que éste? No sé cómo la gente no se da cuenta de lo que tiene…»