Los Proyectos Especiales del INTA también se expanden en el Delta

 

Pro Huerta

“Nosotros tomamos el agua del río, la dejamos descansar un día, hacemos un proceso en el que le ponemos 2 gotas de lavandina y la consumimos”, cuenta Ariel, pescador del delta de San Pedro. Está contento y agradecido porque, ahora, “el agua tiene otro sabor” con la instalación de un filtro y otras tecnologías de acceso al agua instrumentada en el marco del ProHuerta, el programa del Ministerio de Desarrollo Social y el INTA Argentina.

Como parte de unos de los #ProyectoEspeciales de ProHuerta, extensionistas e investigadores del INTA – Delta del Paraná y el IPAF Pampeana trabajaron en la validación de dos tecnologías para el acceso al agua segura por parte de pobladores y pescadores artesanales del delta: filtros de agua y cosecha de agua de lluvia.

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La primera actividad se centró en el delta de San Pedro, donde se hizo un relevamiento de filtros de cerámicas entregados por técnicos del INTA consistente en una encuesta sobre las estrategias que aplican los productores para el uso doméstico y productivo del agua. Allí, se evaluó el funcionamiento de los filtros sacando muestras de agua de río antes y después de haber pasado por el tamiz: “se analizaran aspectos físico químicos y microbiológicos de interés ambiental y de salud en base al código alimentario argentino; en los análisis previos habíamos visto que el principal problema se asocia a la contaminación microbiológica, es decir a bacterias patógenas que pueden indicar la presencia de virus y otros organismos que causen enfermedades” explicó Joaquín Córdoba, del IPAF Región Pampeana del INTA.

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“La comunidad isleña tiene en su registro histórico el uso de filtros de barro y cerámica para el tratamiento del agua de río, aunque estos no se consiguen en la actualidad”, señalo Martin Diano de la EEA Delta. “Por ello –continuó-en la formulación del proyecto buscamos una tecnología similar, en este caso filtros de cerámica (caolín) para complementar la oferta de agua para las familias, que transportan agua de red en bidones desde las localidades cercanas”.

Por otra parte, se trabajó en el predio de la familia Goyena, en la zona del delta de Baradero, que tiene instalado un sistema de cosecha de agua de lluvia para usos domésticos; “lo que se hizo allí, -prosiguió Córdoba- es un re diseño del sistema de cosecha y aprovechamiento de agua de lluvia a partir de los datos de precipitaciones locales y la superficie de techo disponible, para cubrir una demanda diaria de agua de 50 litros”.

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Entre las mejoras destacan la ampliación de la superficie de techo aprovechada mediante la instalación de canaletas de zinc, el aumento de la capacidad de almacenamiento para lograr un total de 2.000 litros y la incorporación al sistema de un derivador de primeras aguas. En estudios previos realizados en Berisso por el especialista en agua del IPAF se encontró que la mayor contaminación tenia origen en el agua de las primeras lluvias, que arrastran los sedimentos y suciedad del techo, “por lo que separar estas aguas, ya sea de forma manual o mediante un derivador, evita el ingreso de partículas de polvo y los contaminantes fisicoquímicos y microbiológicos asociados, así como la materia orgánica y nutrientes, que promueven el crecimiento de algas y bacterias” aseguró. El sistema se completa con un tanque elevado, localizado cerca de la cocina, la conducción hasta el interior de la vivienda y la instalación de filtros de sedimentos y carbón activado.