A partir del conflicto judicial sobre el caso “Porta”, un panorama sobre el nuevo modelo de agro-negocio y su impacto en la salud y el ambiente.

 

Los biocombustibles son sustancias químicas, hechas a base de materia orgánica, cuya finalidad es el reemplazo paulatino de los combustibles convencionales, hechos a base de restos fósiles. En nuestro país están regulados por la Ley Nº 26.093 promulgada en el año 2006, y sus respectivas reformas posteriores. La normativa apunta a la promoción y control de la producción de bioetanol, biodiesel y biogas.

Según un trabajo del año 2010 del Instituto de Economía y Finanzas de la Universidad Nacional de Córdoba, los efectos que podía generar la aplicación de la Ley Nacional de Biocombustibles de 2006 son los siguientes: valor agregado a la actividad agrícola, diversificación industrial, reducción progresiva de la dependencia de hidrocarburos, búsqueda de diversificación de la matriz energética, auto-abastecimiento y reducción de las emanaciones de gases de efecto invernadero.

Sin embargo, el trabajo también resalta sus problemáticas. En particular, con la expansión descontrolada de la frontera agropecuaria. Para eso, se requiere la deforestación y desertificación de los suelos, lo cual genera mayor calentamiento global, al no regularizar los ciclos de carbono y otros elementos químicos que llevan a cabo las especies que habitan en los territorios.

También, el informe de la UNC resalta la acentuación de los monocultivos, el incremento de la dispersión de agroquímicos, los riesgos por el incremento de quemas de residuos por desechos orgánicos agrícolas y el uso indiscriminado del agua.

Dicho y hecho, para el primer trimestre de este año, el INDEC calculó una producción total de más de 525 mil toneladas de biodiésel, que es el biocombustible hecho en base a soja, el monocultivo por excelencia en el país, superior al 31% en comparación con el año pasado. Mientras que el bioetanol se produjo en un total de 247 mil toneladas, un 25% superior al año anterior.

A su vez, el Instituto resalta el peligro de la seguridad alimentaria, un aumento en los precios de alimentos, una distribución inequitativa en los beneficios de la cadena de valor, mayor ejercicio del poder de mercado y desequilibros fiscales para el Estado, por los beneficios de gravámenes por un lado y repartición de subsidios por el otro.

Se comenta que durante la elaboración de la mencionada ley nacional, hubo una disputa interna y secreta entre los empresarios de la caña de azúcar con los ligados a los campos de maíz -el segundo cultivo más importante a nivel nacional-, ya que se pronosticaba que los segundos iban a superar en la competencia a los primeros en el negocio de la producción de bioetanol. Efectivamente, el INDEC comenzó registrar la entrada del maíz al negocio de los “agro-combustibles” en septiembre de 2012. Hoy, desde diciembre de 2013, el maíz está produciendo más bioetanol que el azúcar.

Ese negocio del maíz, para produccción de bioetanol, está concentrado en la provincia de Córdoba, en particular, con un 70% del mercado.

En junio de este año, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, firmó un convenio con la gobernación de Tucumán, a cargo de Juan Manzur, para exigir al Estado Nacional el incremento del cupo de incorporación de bioetanol a las naftas, pasando de la situación actual de un 12% a un 15%. Si se lograra esto, se destrabarían 300 millones de dólares que llevarían a la aparición de nuevos polos industriales en nuestra provincia.

Actualmente, la producción de bioetanol maicera cordobesa está concentrada en tres fábricas productoras.

La primera es Pro-Maíz, ubicada en la localidad de Alejandro Roca, en el departamento de Juárez Celman, con una capacidad de 135 millones de litros anuales. Se trata de un negocio que lo llevan a cabo a dúo la multinacional estadounidense Bunge junto con la local Aceitera General Deheza, de la familia Urquía.

La segunda está ubicada en la ciudad de Villa María. Se trata de ACA-Bio, con capacidad para producir 125 millones de litros de bioetanol. Es manejada por decenas de cooperativas de distintas provincias, junto con la Asociación de Cooperativas Argentinas.

Y la tercera es Bio4, ubicada en la segunda ciudad más importante de la provincia: Río Cuarto. Allí, se congrega una veintena de empresas que se unieron para lanzarse en el negocio de la producción de más de 80 millones de litros de bioetanol. Entre ellas, aparece la empresa de alcoholes Porta Hermanos S.A.

Dicha empresa está implicada judicialmente en un caso federal, a causa de la producción de bioetanol en su destilería ubicada en Córdoba capital, en una fábrica encargada de producir vinagres y alcoholes. Ese bioetanolno está registrado en los cómputos de comercialización de combustibles del Estado Nacional. La empresa sostiene que se utiliza para otros fines.

Según un informe de la Red Universitaria de Ambiente y Salud del 2013, hay cuatro puntos clave de riesgos de contaminación por la producción de bioetanol de esa fábrica en el sur de la capital cordobesa.

Uno, por la generación de material particulado, compuesto por cascarillas de maìz que contienen impregnados los agroquímicos aplicados, y que se desprenden por distintas actividades: descarga, almacenamiento, molienda, etc. Vecinos del barrio San Antonio dan testimonio de que esos residuos se meten en el interior de sus casas.

Dos, por la emisión de 75 mil kg. diarios de anhídrido carbónico, compuesto una mitad por dióxido de carbono y la otra por monóxido de carbono.

Tres, por emisiones dispersas de químicos como etanol, metanol, acetaldehído y ácido acético: “Todos estos compuestos son solubles en agua, por lo que pueden afectar las mucosas de la cavidad buco-faringea, los ojos y el aparato respiratorio”.

Y cuarto, desechos industriales, que se arrojan en cuatro pozos absorbentes.

Desde el año pasado se ha registrado el nacimiento de bebés con malformaciones en el barrio, y en algunos casos han perdido la vida. Se sospecha que pudo haber sido por la inhalación de químicos dispersos en el aire, cuyos efectos en el cuerpo de las madres embarazadas son similares a la ingesta de alcohol.

Para el día 07 de agosto se espera una audiencia de conciliación en Tribunales Federales, entre vecinos, la Secretaría Nacional de Energía y los empresarios de Porta Hnos., a la espera de destrabar el conflicto.

Mientras tanto, la compañía aspira a crecer de la mano de este negocio de los agrocombustibles, mediante políticas públicas de alcance nacional e internacional. Ya que en marzo de este año, durante el ExpoAgro, la actividad nacional más importante de exposición de tecnologías agrícolas, el presidente Mauricio Macri se detuvo en sólo dos stands. Uno, del gremio de la UATRE, del recientemente fallecido Gerónimo Venegas. Y el otra, el de Porta Hnos., encandilado con la propuesta del presidente de la empresa, José Porta, de construir mini-destilerías de bioetanol para la expansión de esta nueva generación del agro-negocio.